tiene su origen en el sureste de Francia, en una diócesis de montaña en Digne.
A esta diócesis llegamos a solicitud de un obispo que deseaba que hubiera presencia de Vida Contemplativa, ya que, sin ésta, él sentía que faltaba algo en la vida eclesial. Ahí estuvimos por 27 años.
Una de nuestras hermanas es costarricense y en Francia encontró la vida monástica a la cual se sentía llamada y que no existía en Costa Rica a inicios de los años 60.
Las monjas de clausura tenemos el permiso de salir por grave enfermedad o muerte de nuestros padres.
En 1987 nuestra hermana tica tuvo que viajar a C.R para visitar por última vez a su papá quien se encontraba mayor y enfermo.
El párroco de su comunidad le pidió que vinieran a fundar a Costa Rica para que las jóvenes “de aquí”
que sienten el llamado a la vida contemplativa no tengan que viajar al extranjero; pero en esta época, nos era imposible...
Paso el tiempo, y cada año el sacerdote escribía recordando su pedido. Escribió cada año por más de 15 años.
Poco a poco llegaron a la diócesis de Digne otros monasterios: clarisas, benedictinos, cartujas... y quizás ahora podíamos pensar en dejar la diócesis para ir a fundar en Costa Rica.
En el 2007 llegamos a Costa Rica, a la diócesis de Alajuela. Los padres Redentoristas nos prestaron una casita en el Llano y un año después nos trasladamos a Barrio San José, a la par de los Hermanos Franciscanos donde tenemos nuestro Monasterio.
Actualmente somos 9 hermanas: 7 francesas y dos ticas y somos el único Monasterio de Vida Contemplativa en la Diócesis.
La Regla de Vida de la Orden de la Virgen María se compone de diez capítulos. Cada capítulo trata de una virtud de la Virgen.
“Primero y ante todo, tengan continuamente a la propia Virgen ante los ojos, fijando sus pensamientos y miradas sobre ella como los Magos en la estrella. Que la Virgen sea su modelo, su oráculo, su Regla, y no tengan otro estudio que complacer perfectamente a su Esposa a imitación de la Virgen: en efecto su prudencia, su consejo, su vocación, su religión y su fin, es agradar sinceramente a Dios a través de la Virgen”.
¿A quién hacer preguntas?
Con la madre María Ancila
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